Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la crisis sanitaria del coronavirus ha destruido cerca de 200 millones de puestos de trabajo en el segundo trimestre de este año. Consiguientemente, gran número de personas se verán abocadas a una situación de pobreza extrema en la que tendrán dificultades para cubrir sus necesidades básicas de subsistencia. Este hecho, ha propiciado que se reabra el debate sobre la necesidad de reforzar los servicios sociales universales desde muchos Estados.
Este modelo se empieza a denominar en foros sociales y políticos «el modelo freemium social». La discusión política está encima de la mesa, con argumentaciones muy sólidas tanto los que se posicionan en contra como los que están a favor.
El concepto freemium
El concepto freemium tiene su origen en la unión de los anglicismos “free”, en relación a un servicio gratuito, y “premium”, cuando nos referimos a un servicio superior o con características especiales. Normalmente este acrónimo se ha aplicado a modelos de negocio que funcionan ofreciendo servicios básicos gratuitos, y de pago otros con características superiores o especiales. Pero, ¿es posible aplicar el modelo freemium a los servicios sociales? ¿Pueden sostener los Estados el coste de este modelo? Trataré de explicar ambas posturas, partidarios y detractores.
Partidarios. Cómo quieren aplicar el modelo freemium a lo social
Los que apuestan por un modelo freemium social quieren mejorar y ampliar el sistema actual de servicios sociales. La universalidad de la sanidad o la educación, han tenido como objetivo el bienestar de la ciudadanía y la protección a colectivos más desfavorecidos. Ahora, sin embargo, con el modelo social freemium quieren tratar de avanzar un paso más allá, garantizando no solo servicios sino recursos económicos suficientes que permitan a todos los ciudadanos vivir dignamente.
Ingreso Mínimo Vital
Una de las principales demandas de los que defienden el modelo social freemium es el Ingreso Mínimo Vital. En España, el IMV acaba de ser aprobado por el Consejo de Ministros el pasado viernes 5 de junio. La aprobación ha traído mucha polémica y un acalorado debate social. No obstante no es una medida innovadora. En algunas comunidades autónomas, como el País Vasco, Navarra o Cataluña ya existían este tipo de ayudas para personas o familias con escasos ingresos. En Europa también tenemos varios ejemplos de naciones que disponen de este tipo de medidas de protección social, por ejemplo: Francia, Alemania, Luxemburgo o Bélgica.
Asistencia sanitaria universal
Hoy en día hay más de 50 estados en el mundo que disponen de sanidad pública. Entre los países con mejor servicios sanitarios se encuentran España, Francia, Italia, Austria o Japón. Sin embargo, la crisis del covid-19 ha reabierto el debate en países como los Estados Unidos, que carecen de sanidad universal para sus ciudadanos. El presupuesto sanitario en este país se ha duplicado en la última década, y todo indica que después de esta crisis se vuelva a plantear un sistema sanitario de cobertura universal.
Acceso universal a la educación
En nuestro país consideramos algo bastante normal el acceso gratuito a la educación primaria. Sin embargo, más de la mitad de los países del mundo carecen de este servicio social básico.
Otros servicios sociales gratuitos y universales
Los partidarios del modelo social freemium respaldan la gratuidad de todos los servicios que permitan mejorar el estado del bienestar y que apoyen a los colectivos más vulnerables de nuestra sociedad. Algunos de los que más se habla son los siguientes:
- Asistencia a domicilio personas de la tercera edad y/o con discapacidad
- Residencias de ancianos y centros de día
- Comedores sociales
- Servicios básicos de asistencia materno-infantil
- Servicios de distribución de alimentos
Detractores. Argumentos en contra del modelo freemium
A día de hoy no sabemos si será viable o no un sistema global de servicios universales; está por ver. Tampoco sabemos si los Estados van a poder soportar el coste de un modelo social tan amplio de servicios freemium. No obstante, la crisis del coronavirus ha reabierto el debate político en consejos de ministros y gobiernos de muchos países. Ahora le toca a cada país hacer su apuesta hacia este modelo o hacía un modelo económico más neoliberal.
Los principales argumentos que barajan sus detractores son:
- Los servicios sociales gratuitos incrementan la presión fiscal en los ciudadanos. Para pagar estos servicios universales el Estado tiene que subir los impuestos
- La educación y la sanidad pública atentan contra la libre competencia de mercado
- El Ingreso Mínimo Vital desincentiva la búsqueda de empleo. El ciudadano puede considerar que sus necesidades básicas están cubiertas con el subsidio del gobierno. Esto afectaría negativamente a la productividad del Estado
- El IMV estimula la economía sumergida
- Los modelos sociales freemium crean un efecto llamada a la inmigración ilegal
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