Niesa, un concurso de acreedores con final feliz

Niesa, un concurso de acreedores con final feliz

Casi un 98% de los procesos concursales no acaba bien. Afortunadamente, el concurso de acreedores no siempre tiene un fatídico final y en algunas ocasiones sí que se llega a un acuerdo entre una sociedad y sus acreedores. Es lo que acaba de ocurrir con Niesa Nueva Inmobiliaria Española, la inmobiliaria perteneciente a la familia García Obregón.

El padre de la famosa actriz Ana García Obregón, Antonio García Fernández, es su propietario, aunque la primera cuenta con una participación en la compañía. Al frente del grupo se sitúa como presidenta desde hace unos cuantos años Celia García Obregón, la primogénita de la familia.

El concurso de acreedores de Niesa ha durado algo menos de dos años. La empresa alcanzó un acuerdo con sus acreedores el pasado mes de julio, después de que el 100% aceptara la propuesta económica elaborada por la inmobiliaria. La firma les proponía el abono del 50% de la deuda mediante un pago único y el 50% a través de quita. El acuerdo ha quedado registrado en el Boletín Oficial del Registro Mercantil.

Niesa entró en concurso de acreedores a finales de 2016. El trámite se publicó en el BOE en octubre de dicho año tras entrar en suspensión de pagos. La administradora concursal que se designó fue Carmen Díaz de Magdalena. La sociedad había cerrado el ejercicio 2015 con una deuda que superaba los 8,3 millones de euros.

Niesa es una compañía con bastante tradición. Fue a finales de los años sesenta cuando Antonio García se hizo con las acciones de Niesa, pagando 4 millones de euros al Conde de los Gaitanes, José Luis de Ussía y Cubas, por unos terrenos de 700 hectáreas que habían sido el antiguo coto de caza del rey Carlos III.

Esta zona acabó convertida en la urbanización de La Moraleja, una de las zonas residenciales de Madrid con los inquilinos más pudientes y en la que viven numerosos personajes célebres. Hoy en día, La Moraleja incluye 1.100 parcelas con chalets, además de 26 colegios y pistas de golf y tenis, habiendo multiplicado su valor de forma incalculable.

En el pasado la familia también fue propietaria de la sociedad gestora Jotsa, que llegó a edificar la embajada de la antigua URSS en Madrid. En esta ocasión las cosas no salieron bien y tuvieron que vender la empresa a la empresa alemana Phillip Hollzmann. Ésta acabó vendiéndola a su vez en el año 2000 a José María Ruiz Mateos.

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Reportaje EL PAÍS sobre Dipcom e Igor Ochoa
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