Preconcurso de acreedores. Un tiempo extra

Preconcurso de acreedores. Un tiempo extra

Hoy trataré de explicar la figura del preconcurso de acreedores. Cuando una empresa se encuentra en una situación de crisis, si las cosas no mejoran puede verse abocada a una situación de insolvencia en la que no pueda afrontar todas sus deudas. En este caso, los fantasmas de la suspensión de pagos y la quiebra planean sobre la compañía.

La Ley Concursal establece unos procedimientos para estos casos, en los que el objetivo es conservar el patrimonio y evitar el cierre del negocio. El más conocido es el concurso de acreedores, pero existe un paso previo denominado preconcurso de acreedores, que puede evitar la declaración del concurso y sus consecuencias. Concretamente, la fase preconcursal viene bien definida en el artículo 5 bis de la ley concursal.

En que consiste un preconcurso de acreedores

Para conocer en que consiste la fase preconcursal analizaremos las diferencias que tiene con el concurso de acreedores. En primer lugar, hay una diferencia temporal. Como su propio nombre indica, el preconcurso de acreedores se celebra de forma previa a la declaración de concurso, con el fin de evitar el mismo. La ley obliga a acogerse a la ley concursal pasados los dos meses siguientes al momento en que el deudor tenga conocimiento de su insolvencia. Ese es el momento en el que decidiremos si comunicamos la situación preconcursal o si solicitamos directamente el concurso de acreedores.

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Un plazo de tres meses más uno

De acuerdo al artículo 5 bis de la ley concursal, la empresa en situación preconcursal tiene a partir de entonces un plazo de tres meses para negociar con sus acreedores e intentar resolver los problemas de liquidez. Si en ese plazo o fase preconcursal no se llega a un acuerdo, la empresa cuenta con un mes adicional para declarar ante el Juzgado de lo Mercantil el concurso de acreedores.

El preconcurso paraliza las ejecuciones

Asimismo, el preconcurso de acreedores garantiza cierta tranquilidad al empresario ya que protege legalmente al administrador y a la propia empresa. Aunque el deudor tiene que comunicar al Juzgado de lo Mercantil su incapacidad para hacer frente a los pagos, dispone de un margen de tiempo para alcanzar un acuerdo con sus acreedores sin intervención judicial.

Este acuerdo puede ser para refinanciar la deuda o para que acepten una propuesta anticipada de convenio concursal. Durante todo el periodo el preconcurso paraliza las ejecuciones contra los bienes, cuentas y activos de la empresa, a excepción de las ejecuciones que sean instadas por acreedores públicos, es decir, Hacienda y Seguridad Social. En esos cuatro meses, la tesorería de la empresa estará protegida de embargos y el empresario tendrá un respiro para recomponer su situación.

La situación preconcursal es más sencilla de manejar y mucho más barata que el concurso

La tercera diferencia entre preconcurso y concurso de acreedores es que el primero es mucho más ágil, más barato. Y sobre todo,

En caso de convenio entre concursado y acreedores, la solución es sencilla: la empresa continúa su actividad y los acreedores cobran su deuda, aunque con una quita y más tarde de lo deseado. Pero si se procede a liquidar la empresa y se determina que hubo culpa grave del deudor en la insolvencia, estaríamos ante un concurso culpable. En este caso, el juez pude condenar a los administradores a pagar a los acreedores el importe no cobrado en la liquidación.

Mantenemos el control. No se nombra administrador concursal

La cuarta diferencia con el concurso es que con el preconcurso de acreedores la ley concursal permite conservar los órganos de administración. Esto, en la práctica supone que no se nombra ningún administrador concursal por parte del juzgado que nos «intervenga» en la administración diaria del negocio. Esta es una de las mayores ventajas, puesto que en ocasiones la intervención de un administrador concursal desconocedor del negocio puede influir negativamente en la viabilidad de la compañía.

La ventaja es clara para la empresa: puede mantener a sus directivos o nombrar a unos nuevos para enderezar el rumbo de la compañía, sin estar sometida a un control externo. Naturalmente, la competencia de estos gestores y la confianza que generen en los acreedores será clave para el éxito de la situación preconcursal.

Resumen de las ventajas del procedimiento

Ahora que ya sabes en que consiste un preconcurso de acreedores, te resumo las principales ventajas del procedimiento

  1. El preconcurso paraliza las ejecuciones
  2. El proceso es mucho más barato y más sencillo que un concurso
  3. Aunque se encuentre tu empresa en situación preconcursal, seguirás dirigiendo la empresa, puesto que a diferencia del concurso, no se nombra administrador
  4. Tres meses más uno extra para organizar nuestra tesorería

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