¿Por qué Trump no podrá tumbar el Acuerdo de París?

¿Por qué Trump no podrá tumbar el Acuerdo de París?

Hace varios días que el presidente de EEUU anunciaba a bombo y platillo la salida de su país del Acuerdo de París contra el cambio climático. La noticia fue recibida en todo el mundo con preocupación, porque significa que la mayor potencia global, y también la que más contamina, rompe con el consenso alcanzado en 2015 en la capital francesa y deja de aportar la mayor parte de los fondos destinados a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

La decisión del mandatario estadounidense también supone una pésima noticia porque envía al resto del mundo la idea de que el cambio climático no es algo urgente ni prioritario. Sin embargo, un análisis más sosegado demuestra que la decisión de Trump tendrá un impacto limitado, porque la batalla contra el calentamiento del planeta es una cuestión que afecta a todos los países y, como señalan los expertos, ya ha comenzado y es irreversible.

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Una salida a medias

Lo primero que hay que señalar es que Trump no ha roto con el Acuerdo de París, sino que lo ha puesto en cuarentena. Tal como él mismo explicó, EEUU se sale del pacto a la espera de que se negocie y apruebe otro “que sea más justo” para las empresas y trabajadores del gigante norteamericano. Esto, según muchos analistas, vendría a demostrar que Trump ha ido de farol, ya que pudiendo dar un portazo inmediato al Acuerdo de París, ha preferido salirse de forma pactada, en un proceso que se prolongará durante al menos cuatro años (por lo que podría darse marcha atrás si, pasado ese tiempo, la Casa Blanca cambia de inquilino).

Otra razón por la que, según numerosas opiniones, lo que ha hecho Trump es un movimiento de cara a la galería, ha sido la retórica empleada: en EEUU hay muchos miembros del Partido Republicano que son negacionistas con el cambio climático, es decir, que consideran que es una invención de la comunidad científica. Sin embargo, el argumento esgrimido por Trump para salirse de París ha sido que el acuerdo es injusto, no que el cambio climático no existe.

Una medida de corte populista

Trump ha vuelto a exhibir ante el mundo su máxima de que los intereses de los estadounidenses están por encima de los de cualquier ciudadano extranjero. Pero lo ha hecho, de nuevo, de una forma tendenciosa. En primer lugar, porque el cambio climático afecta a sus compatriotas igual que al resto del mundo y en segundo, porque los empleos que dice defender, los dependientes del carbón, no superan los 20.000 (una cifra mucho más baja que todos los puestos de trabajo que están creando en EEUU las fuentes de energía renovables).

La mejor muestra de que Trump no podrá tumbar el Acuerdo de París es que así se lo han hecho saber ya tanto las principales empresas de su país como los propios mercados financieros. Al fin y al cabo, ya hay más de 9.000 empresas en todo el mundo implicadas en el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, aprobados en 2015, que constituyen una oportunidad de negocio valorada en 12 billones dólares y cuya consecución se estima que generá hasta 380 millones de empleos en todo el mundo.


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