MiFID II protegerá al inversor mediante la profesionalización del asesor financiero

MiFID II protegerá al inversor mediante la profesionalización del asesor financiero

Desde que estalló la crisis económica de 2008 y el sistema español de cajas de ahorros saltó por los aires, hemos escuchado muchas y muy distintas justificaciones y excusas por parte de los que vendieron productos financieros excesivamente complejos a los ahorradores españoles. Uno de los argumentos más repetidos es que el asesor financiero solo se dedicaba a comercializar esos productos, sin tener realmente claro qué era lo que estaban vendiendo.

Es cierto que durante muchos años se ha dado por hecho que el asesor financiero que nos atendía en los bancos y las cajas de ahorros sabía perfectamente de lo que estaba hablando cuando no siempre era así. Y precisamente por eso, el regulador europeo del sector financiero, ESMA, ha desarrollado una nueva normativa, MiFID II, que entrará en vigor el 1 de enero de 2018 y cuyo principal objetivo es proteger a los inversores por la vía de garantizar que reciben una información extensa y detallada de los productos antes de contratarlos.

Formación de carácter obligatorio

Para conseguir su objetivo, MiFID II obligará al asesor financiero a proporcionar a sus clientes un informe extenso y detallado de los rendimientos que obtendrá el producto, además de comunicarle de forma clara las comisiones que tendrá que pagar. Además, la nueva normativa les obliga a acreditar una formación certificada sobre los productos que ofrecen a sus clientes. De la trasposición de la norma europea al mercado español se está encargando la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que esta misma semana ha lanzado una propuesta de guía técnica concretando en qué consistirá esa formación.

En primer lugar, conviene destacar que MiFID II (que deja a los bancos un plazo de adaptación de cuatro años) afecta a dos tipos de profesionales: al asesor financiero y a los encargados de informar a los usuarios sobre los distintos productos de inversión existentes. En ambos casos, MiFID exige una experiencia mínima de seis meses realizando esas actividades, a lo que añade una serie de horas anuales de formación, que son mayores para el asesor financiero: 150 horas de certificación (y otras 30 horas en los años posteriores para actualizar sus conocimientos) y 80 horas para los informadores (más 20 horas al año de recertificación).

asesor financiero

Herramientas para evitar abusos

Como decíamos al principio, el objetivo fundamental de MiFID II es proteger a los inversores y evitar nuevos abusos por parte de las entidades financieras. Por esta razón, la directiva europea dota a los supervisores nacionales de la capacidad de  prohibir determinados productos o actividades, y de imponer fuertes sanciones a los bancos y las firmas de inversión. Por ejemplo, instrumentos como los depósitos estructurados o preempaquetados y todas las emisiones serán sometidos a un control mucho mayor del que existe en la actualidad.

Además, tanto el asesor financiero como los informador de productos de inversión tendrá que ser especialmente transparente, comunicando a sus clientes aspectos tan importantes como las características de los mercados en los que invierten cada producto, la configuración de las carteras o los riesgos existentes en cada operación.


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