La inteligencia artificial puede sonarle a mucha gente como una utopía futurista más propia del cine o las novelas que de la realidad, pero lo cierto es que cada vez hay más empresas que introducen esta tecnología para realizar funciones que hasta hace muy poco tiempo desarrollaban las personas. No estamos hablando de robots con forma de personajes de ciencia ficción, sino de programas informáticos que simulan el comportamiento humano y son capaces de adquirir nuevos conocimientos a través de la interacción con la gente.
Según distintos estudios, aproximadamente la mitad del contenido que circula por internet no ha sido creado por humanos, sino por este tipo de herramientas (también conocidas como bots), cuya contribución al volumen datos existente en la Red crece a un ritmo del 10% anual. Y aunque es habitual que se asocie este concepto a las redes de ordenadores que distribuyen contenidos maliciosos como virus y spam (las denominadas redes zombies), lo cierto es que los bots sin malas intenciones tienen un peso mucho mayor en la generación de tráfico.
Mano de obra generadora de valor
La consultora Gartner estima que los sistemas de inteligencia artificial representarán el 40% de las interacciones a través de dispositivos móviles en 2020, lo que corrobora que su uso crecerá significativamente en los próximos años. Así lo apunta, también, un estudio publicado por Oracle: el 78% de las compañías espera utilizar la realidad virtual en sus relaciones con los clientes en 2020, el 80% ofrecerá servicios a través de chatbots (programas que se comunican por escrito o por voz con los usuarios) y el 34% ya ha implantado este tipo de tecnologías.
Una de las clásicas dudas vinculadas a la implantación de la inteligencia artificial en las empresas hace referencia a su impacto en el empleo. En este sentido, los expertos aseguran que los bots no sólo no reemplazarán a las personas, sino que las liberarán de las tareas más tediosas y repetitivas para que puedan dedicarse a otras que sean generadoras de valor. Esto, en última instancia, se traducirá en una mayor productividad y, como consecuencia, en más crecimiento económico y más puestos de trabajo.
De hecho, un informe de la consultora Accenture sostiene que la utilización de la inteligencia artificial duplicará los indicadores de crecimiento económico hasta 2035 y mejorará en un 40% la productividad laboral de los 12 países analizados. En el caso de España, el incremento será más limitado, aunque la productividad de cada trabajador se incrementará hasta un 11%, lo que permitirá alcanzar una tasa de crecimiento del PIB del 2,5% en 2035, en lugar del 1,7% que se obtendría sin el uso de estas herramientas tecnológicas.
Una apuesta personal de Mark Zuckerberg
Si últimamente se habla tanto del uso de bots en las relaciones entre compañías y empresas es porque Mark Zuckerberg anunció hace meses que estos sistemas revolucionarán el mundo móvil hasta el punto de sustituir a las actuales aplicaciones (apps). Y para acelerar ese reemplazo, Facebook abrió la puerta a que las empresas interesadas desarrollen libremente sus propios chatbots para Facebook Messenger (algo que ya han empezado a hacer compañías como CNN, American Express, Disney, Burger King o Bank of America).
Hasta el momento, este tipo de bots conversacionales o chatbots son los que más se han desarrollado (gracias a Facebook, pero también a otros servicios de mensajería instantánea y redes sociales, como Telegram, Kik, Slack o Twitter). Sin embargo, hay compañías que están utilizando estas herramientas para otras tareas: desde operar sus sistemas informáticos propios (a esto se dedican los llamados ChatOps) a fomentar y agilizar la colaboración entre sus departamentos y empleados (a eso se dedica Paco, un bot de Telefónica). Por otro lado, también hay quien ya utiliza bots como asistentes personales (Google Home y Amazon Echo), para informar, entretenerse o como herramienta de marketing y publicidad.
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