4 tendencias de consumo que han arrasado en 2016 (y lo que les queda)

4  tendencias de consumo que han arrasado en 2016 (y lo que les queda)

El modelo tradicional de consumidor en masa ha pasado a la historia. Ahora los consumidores son cada vez más exigentes. Demandan calidad. Son además, cada vez más participativos y saben que su tiempo vale oro. Las marcas se están adaptando a ello, cambiando también la forma de relacionarse con sus clientes y ofreciendo servicios personalizados a la vez que sacan partido de los beneficios de la tecnología. Estas son algunas de las conclusiones del estudio Global Consumer Trends 2016 publicado recientemente por la consultora Euromonitor. Van a seguir pegando con fuerza en el próximo año, así  que os recomiendo tenerlas en cuenta.

1. Verde sí,  pero bueno para mi

La sociedad está cada vez más concienciada con el cambio climático y el consumo responsable. Es cierto, pero seguimos barriendo para casa. Me explico, tal como refleja el estudio, los consumidores pagan por calidad, por productos orgánicos, por aquello que mejore calidad de vida y les genere bienestar. Los consumidores están dispuestos a pagar más por el “bueno para mi”, pero eso no significa que quieran pagar más por el “bueno para el medio ambiente” si no les aporta un beneficio. A pesar de que los productos eco friendly dan a la sensación al consumidor de que está ayudando a mejorar el medio ambiente, cuando hay un coste añadido, por ejemplo, el extra que conllevan los envasados renovables, no todo el mundo está dispuesto a pagarlo. Las marcas deben entender que no todo lo que se vende como natural o ecológico tiene el mismo impacto en los consumidores ni despierta el mismo interés. De esta forma, pueden resaltar los beneficios personales que otorga un consumo responsable y comprometido con el medio ambiente.

2. Sólo ciertos ingredientes, por favor

Los consumidores de todo el mundo son cada vez más conscientes de los ingredientes que incluyen en su dieta y sobre todo de los que no quieren ver ni en pintura. Si en 2015 el 35% de consumidores evitaban ciertos ingredientes o ciertos alimentos en particular, en 2016 la cifra se eleva al 53%. Como prueba, el azúcar, los productos lácteos o los carbohidratos están siendo «demonizados» y el gluten va por el mismo camino. Las marcas de alimentación, restaurantes y supermercados pueden tomar nota y desarrollar ciertos productos para personas con intolerancias alimenticias o que simplemente no desean incluir ciertos ingredientes en su dieta, en vez de apartar ciertos alimentos del plato cada vez que alguien así lo requiera.

3. No sin mi móvil

Las páginas web orientadas al uso del smartphones y  las aplicaciones móviles ya no son la excepción, son la regla. Las marcas que no prioricen esta tendencia de consumo, las que no cuenten con una buena estrategia de marketing digital,  y no consideren el teléfono móvil casi como una nueva extremidad de los clientes, van a salir perdiendo.

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Los consumidores utilizan el smartphone para hacer todo tipo operaciones, desde realizar transacciones bancarias a conocer su estado de salud; se utiliza para todo. Durante el último año  ha incrementado de forma considerable el uso del teléfono, de hecho, un 58%  de los consumidores encuestados usa su teléfono para al menos 5 actividades distintas al día; esta cifra en 2015 era del 34%. en 2016. Esta cuarta revolución tecnológica está cambiando la forma en la que las marcas se interactúan con sus consumidores, dando a paso a una relación más proactiva.

4. El tiempo se paga caro; el descanso también

El nuevo modelo de consumidor valora su tiempo libre más que cualquier otra cosa. A día de hoy, el mercado laboral también está cambiando y los trabajadores ansían encontrar un equilibrio entre su jornada laboral y su vida personal. Por eso, cuando tienen un tiempo de descanso quieren sacar el máximo cada momento de ocio sin tener que preocuparse demasiado por esas tareas cotidianas que se alargan más de la cuenta. Aquellas compañías que les ayuden a simplificar su vida, ganan. Las empresas de éxito serán aquellos capaces de distinguir las actividades que los consumidores disfrutan haciendo de las que se consideran como una carga, ofreciendo oportunidades de subcontratar esto último. Tienen entonces, que definir cuales son las necesidades y perfiles de sus clientes, de acuerdo a estas tendencias de consumo. Por ejemplo, las personas que trabajan a tiempo completo y tienen hijos tienden a hacer la compra por internet y un tercio de las mismas piden comida a domicilio de forma regular.

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