Por qué a los bancos les va a costar competir con el Fintech (por mucho que lo intenten)

Por qué a los bancos les va a costar competir con el Fintech (por mucho que lo intenten)

La financiación alternativa está creciendo a pasos agigantados. En 2015, en España operaron 83 compañías Fintech y generaron un 40% de volumen de Negocio. Esto son 130 millones de euros, según publica el nuevo Mapa del Fintech Español. Tenemos un total de 90 empresas en la actualidad.  Y subiendo. La reciente creación de la Asociación Española de Fintech e Insurtech, de la que ya hablé en un post anterior, es una prueba de hacía donde van los tiros.

El de la tecnología financiera es el segundo sector que más inversión ha recibido en nuestro país, sólo por detrás del ecommerce. Y aunque es cierto que los países europeos nos llevan mucha ventaja (entre Reino Unido y Alemania suman el 84,6% de los 1.800 millones de euros que se invirtieron en startup fintech en Europa en 2015) podemos hablar de una revolución en el sector financiero.

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Cambio de paradigma: ¿A quién perjudica?

Este cambio de paradigma preocupa a las entidades tradicionales. Pone a prueba la resistencia al cambio de los que hasta ahora tenían el oligopolio del crédito en nuestro país. Hasta ahora muchos estábamos acostumbrados a que si nuestro banco nos decía que no, era que no. Pero el Fintech (movimiento que aúna financiación y tecnología) ha cambiado las reglas del juego. Ahora, como en toda revolución, hay perdedores. Como en la industria del periodismo en papel o la música. Los medios tradicionales y las discográficas todavía están en un proceso de transición. Sin ir más lejos, The Independent ha cerrado su edición en papel, y El País va por el mismo camino. Algo parecido pasará con la banca. Rescatando a Darwin: “Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más inteligentes, ni las más rápidas; sino aquellas que mejor se adaptan al cambio”

Las startup Fintech son flexibles, transparentes y rápidas. Pueden ofrecer financiación para una pyme en menos de 48 horas, sin excesivos papeleos, sin intermediarios y sin necesidad siquiera de una sucursal física. Entre los ejemplos que pueden invertir dinero en una pequeña empresa, están el crowdlending, descuento de facturas, private equity, capital riesgo o business angels. Todos ellos, suelen ser, además, más acomodaticias con los pagos que la banca tradicional.

Por eso las grandes entidades están intentando transformar su modelo. Tienen una ventaja. Los datos de todos sus clientes. ¿Sabrán aprovecharla?

En ello están. En febrero, BBVA amplió hasta los 220 millones de euros los recursos que destinará a invertir en las nuevas startup con iniciativas tecnológicas financieras.

El mes pasado, Bankia lanzó la aplicación Bankia Wallet para facilitar el pago por móvil y otros servicios como comprar por internet y controlar el saldo o los movimientos con las tarjetas, mientras que Ibercaja también presentó su propia aplicación, Ibercaja Pay, para realizar transferencias entre teléfonos móviles. Por su parte, BMN ha estrenado BMNpay, una plataforma de pagos entre particulares también a través del móvil.  No son los únicos. En enero, CaixaBank presentó su aplicación de banca para móvil ImaginBank. Un mes antes, ING lanzó Twyp, su aplicación de pagos entre particulares.

Esto parece una estrategia defensiva y no debería ser así. Que las entidades bancarias desarollen plataformas web no es una verdadero cambio. Es un lavado de cara. Un «salvar los muebles». Las entidades bancarias tienen que ser más flexibles a la hora de ofrecer financiación. Acabar con la burocracia, con los infinitos trámites, con las exigencias imposibles de cubrir para las pymes.

No se trata de hacer más fáciles las transacciones y modernizarse. De intentar atraer a los «millenials». Se trata de ponérselo más fácil a las pymes micropymes y startup. ¿Sabían que el pasado año cerca de 200.000 PYMES se quedaron sin acceso a la financiación en nuestro país? Y ¿Sabían que en el 98% de los casos no tuvieron financiación por la falta del aval exigido por el banco.

Pues ahí es donde debe empezar el cambio. En abrir el canal del crédito. No sólo se trata de hacer una página web atractiva o digitalizar sus servicios.

Imagen:tonetag.com

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