Directivo, hágase con su empresa

Directivo, hágase con su empresa

Supongamos el directivo de una empresa pierde su empleo debido a que su compañía está en concurso de acreedores. Supongamos que el mismo directivo, en vez de lamentarse por su situación, decide recuperarla y ser el propietario de la misma. Ahora, dejemos de suponer. Es una realidad. Y si lo piensan dos veces, tiene mucho sentido. De hecho, los directivos, a la hora de afrontar este tipo de operaciones, se encuentran en una situación de privilegio, ya que, por lo general, gozan de una gran motivación y de la información estratégica necesaria para poder gestionar eficazmente la empresa, así como un alto grado de responsabilidad y autonomía.

Hablamos del llamado Management Buy Out (MBO) ¿Qué es esto? Se trata de operaciones financieras que implican la transferencia de la propiedad o del control de una empresa a un grupo de personas y entidades, entre las que figuran con carácter relevante directivos, gestores o empleados de la misma. Las operaciones de Management Buy Out se caracterizan porque los directivos o managers de un negocio o compañía pasan a ser los mayores accionistas de la empresa, es decir, pasan a ser los propietarios de la misma.

Inicialmente, para ser considerado un MBO era necesario que los directivos adquiriesen la mayoría de la empresa o al menos su control efectivo, pero ahora también se engloban en esta definición participaciones minoritarias, aunque siempre significativas. Cuando los trabajadores forman parte se conoce con el nombre de Management Employee Buy Out (MEBO).

Estos procesos, si bien vienen ocurriendo desde los años 80, se ven cada vez más favorecidos, dado que las últimas políticas de recursos humanos  incorporan un nuevo incentivo al “paquete retributivo”. En el mismo se ofrece a los profesionales clave de dichas compañías la posibilidad de ser propietarios de la compañía para la cual trabajan. Es sobre todo cada vez más relevante en Gran Bretaña y Estados Unidos.

Las adquisiciones por parte de directivos se dan comúnmente cuando la empresa echa el cierre. Cuando, por ejemplo, el socio de una compañía decide vender su participación por el motivo que sea (rellenen el hueco con la frase que quieran, necesidad de liquidez, falta de motivación, etc.) Pero no sólo. Actualmente hay también otras causas que están propiciando, en mayor medida, este tipo de actuaciones:

Por un lado, la necesidad de defensa ante adquisiciones hostiles por parte de terceros. En esta situación el equipo directivo puede reaccionar con una contra-oferta como medio de garantizar su situación laboral. También se da en el proceso de privatización de empresas públicas. En este proceso, el Buy Out se constituye como una alternativa más favorable que la vía de emisión de acciones.

En ese punto, por supuesto, es fundamental la existencia de un equipo directivo profesional y experimentado que se comprometa con el proyecto mediante su participación en la inversión. También es importante que el negocio tenga posibilidades de crecimiento, esto es, que estemos ante un modelo de negocio escalable, rentable y que no necesite eternamente de fondos para operar. Es importante, a su vez, contar con determinados activos que puedan servir de garantía ante terceros y que resulte atractivo para inversores, en caso de que se necesiten.

Porque, seamos claros, este tipo de transacciones en muchas ocasiones necesitan la ayuda de un vehículo inversor. A veces, hasta se necesita un ejecutivo externo. Esto nos lleva al  Management Buy In (MBI)  o lo que es lo mismo, la adquisición de una empresa por parte de un ejecutivo externo. Los MBO también pueden realizarse mediante endeudamiento o compras apalancadas por los directivos.

En cualquiera de los casos, los importes son elevados, por ello, insisto en esto, el equipo directivo puede verse respaldado por inversores que, mediante la aportación de fondos, le ayuden a materializar su proyecto empresarial. A menudo el equipo directivo va acompañado por alguna institución o grupo de inversores ajenos a la empresa que facilitan la financiación necesaria para llevar a cabo la operación y con los que, en consecuencia, comparten el control de la sociedad.

En estos casos se suele dar una financiación mixta. Por un lado con fondos provenientes de  sociedades de capital riesgo o bien de determinados inversores privados, y por otro lado con financiación bancaria, la cual contará con un plazo de amortización cierto y determinado.

DIPCOM CORPORATE SL, consultoría que dirijo, no sólo proporciona apoyo a PYMES en la gestión financiera, económica, comercial y operativa; así como en la intervención ejecutiva en momentos de crisis de la compañía, sino que también cuenta con su propio vehículo  de inversión para ayudarle en este proceso.

Se trata de operaciones complejas que han de abordarse con la profesionalidad suficiente para no dañar la relación existente entre propiedad y equipo directivo. La presencia de asesores profesionales y expertos se considera esencial para alcanzar el éxito.

Deja un comentario

2 Comments

  1. Su exposición ha sido toda una lección que me anima a consultarle un punto importante. Se trata de una gran empresa española que ha estado en proceso concursal y el juez ya no le da más tiempo para ir pagando las enormes deudas.Los bancos ya no le financian por más tiempo y sale a la venta sus activos con valoraciones atractivas para el mercado inmobiliario. Pero aparece un fondo de inversión interesado en comprar la GRAN EMPRESA (MBI) y dicen que ya es demasiado tarde, sobretodo, porque las comisiones que se perciben por el concurso público son millonarias. Intereses creados que favorecen a unos y perjudican a otros. No se puede hacer nada para salvar esta empresa? Esta es mi pregunta.
    Gracias por su atención y su lección.
    Un saludo.
    Rosario GTG

    1. Hola Rosario,
      Es cierto que uno de los problemas en los concursos de acreedores es el propio proceso en el que hay tarifas demasiado elevadas para algunos de los que participan en él. Por ejemplo, entiendo que son abusivas las tarifas que cobran los administradores concursales y los letrados. Pero son tarifas marcadas por ley, por lo que de momento, y si la ley no se modifica, va a seguir siendo así. Nosotros, por ejemplo, cuando entramos en una empresa en crisis a gestionarla, negociamos con los letrados concursales para reducir su coste por debajo de las tarifas «oficiales». En los letrados esto si que se puede hacer porque hay mucha competencia y las tarifas tienen margen suficiente para ser ajustadas. Lo que pretendemos siempre es que el proceso concursal no perjudique a la empresa, sino que sirva para reflotarla.

      Volviendo a la cuestión que me planteaba, cada empresa es un mundo, pero casi siempre hay recorrido para negociar tanto con el administrador concursal como con todas las demás partes. Empiezo a intuir, que en el caso que usted me comenta, al ser una gran empresa, la tarifa del administrador concursal será millonaria y por lo tanto pondrá en riesgo la propia viabilidad de la empresa. En ese caso, no quedaría más remedio que negociar con el propio administrador (cosa difícil, porque es el primero que quiere cobrar), y por último, exponer un plan de viabilidad al juez mercantil que proponga una quita en las tarifas del Administrador Concursal. Es difícil, pero si logramos convencer al juez de que podemos salvar muchos puestos de trabajo y la rama de actividad, quizá lo autoricen.
      En materia concursal a pesar de haber una ley bien definida, en la práctica no hay nada escrito.

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.